Bienvenida a nuestras madres abadesas y abades de diferentes países a nuestro México lindo y querido.
Somos un signo ,una garantía, una parábola, una promesa. Y esa promesa es nuestra vida, con diferentes matices pero una sola espiritualidad que nos une. La vida en la presencia de Dios marca, Según San Benito, todos los ámbitos de la vida humana, la oración, el trabajo, el trato con la creación y las relaciones con los demás.